Las necesidades de la vida diaria de un adulto en condiciones de normalidad son distintas de aquellas que nacen dentro del confinamiento por varios días entre cuatro paredes. Y es que, la tragedia de la epidemia del virus SARS-CoV-2, con el consiguiente encierro, ha significado la modificación de los hábitos de compra de los afectados, estos derivados en el mejor de los casos del descubrimiento (forzado, siempre) de nuevos hobbies y talentos.
La empresa estadounidense que monitoriza tendencias de consumidores en Internet Glimpse ha lanzado una plataforma que recoge la variación de interés en la web de algunos productos y servicios como consecuencia de la COVID-19. Entre la larga lista se encuentra la levadura para pan, con un crecimiento del interés de los internautas del 1.392%, el acceso a la iglesia vía Internet, con el 360%, o las esterillas para yoga, con un 147%.