La red se ha llenado durante las últimas semanas de fotografías que ilustran cómo multitud de ciudades han abandonado su color grisáceo debido a la descontaminación del aire derivada la paralización de la industria y del transporte. Este efecto, uno de los escasos positivos del letargo en el que la epidemia del coronavirus ha sumido al mundo, ha dado un nuevo motivo a parte de la comunidad científica y política a hacer una llamada para avanzar hacia un modelo económico más sostenible una vez cese la epidemia.
El dióxido de nitrógeno (NO2), originado durante las combustiones fósiles, es uno de los principales contaminanes del aire de las ciudades y responsable de muchas enfermedades respiratorias. Esta infografía de Statista, con información de la base de datos World Air Quality Index, recoge sus niveles durante la primera quincena de abril de este año y de 2019 en un conjunto de urbes. En todas las aquí mostradas, el coronavirus ha ocasionado un aire más libre de este compuesto químico, en algunos casos con una gran diferencia. Sin embargo, en una de ellas, en Wuhan, parece que, con la vuelta a la normalidad, el valor vuelve progresivamente a alcanzar los valores normales de 2019.