Han pasado ya doce meses desde la primera aplicación de una vacuna aprobada contra la COVID-19. Debido a la magnitud de la campaña de vacunación que se está llevando a cabo a nivel mundial, no es de extrañar que las empresas que están detrás de su fabricación prevean ganar grandes sumas de dinero con ellas. Pfizer, por ejemplo, proyectó en su último informe de ganancias que su vacuna contra el coronavirus generaría este año ingresos por un valor de 36.000 millones de dólares estadounidenses, lo que llevaría a la compañía a casi duplicar su facturación total.
Aun así, si se considera el mercado farmacéutico en su conjunto, las vacunas todavía representan una parte relativamente pequeña de esta industria multimillonaria. Según las estimaciones del Statista Health Market Outlook, los ingresos totales por vacunas (incluyendo las de COVID-19) ascenderían a unos 89.000 millones de dólares en 2021, es decir, menos del 10% de las ventas farmacéuticas mundiales, valoradas en más de un billón de dólares.
Aunque los medicamentos oncológicos siguen siendo el mayor segmento de la industria farmacéutica –con una facturación estimada de más de 175.000 millones de dólares– las ventas de vacunas verían este año un aumento del 140%, superando a las de los medicamentos contra la diabetes y los antirreumáticos.