Tras la invasión militar de Rusia en Ucrania, países de todo el mundo han condenado las acciones del gobierno de Vladimir Putin. Muchas naciones adoptaron una lista creciente de sanciones con el fin de empujar al Kremlin de vuelta a la mesa de negociaciones.
Ante esta situación, en América Latina y el Caribe surge el interrogante sobre las posibles implicaciones que tendría el conflicto en la economía de la región. Los agricultores de varios países ya se muestran preocupados por el aumento vertiginoso de los precios de los fertilizantes, cuyo costo creció un 180% a nivel mundial.
Tal y como se puede ver en este gráfico elaborado por Statista con datos del Observatorio de la Complejidad Económica (OEC por sus siglas en inglés), los fertilizantes son el principal producto importado desde Rusia en América Latina. En conjunto, los fertilizantes nitrogenados, potásicos y mixtos representaron casi el 40% de todas las importaciones latinoamericanas provenientes de Rusia en 2019. El alza de los precios y una posible escasez a largo plazo podrían tener, por tanto, un impacto directo en la agricultura regional, afectando la producción de alimentos y de productos derivados de los cultivos.
Además, tanto Rusia como Ucrania exportan una amplia gama de metales a América Latina. En 2019, el acero semielaborado suponía el 15% de las importaciones procedentes de Rusia, convirtiéndolo en el primer metal y el segundo producto en general que este país vende a la región.