La demanda de litio está destinada a crecer significativamente en las próximas décadas, impulsada tanto por el pujante mercado de los vehículos eléctricos como por el de las baterías que los teléfonos móviles y las computadoras portátiles necesitan para funcionar. Además de ser uno de los metales sólidos más livianos, el litio es famoso por su alta conectividad eléctrica y su gran densidad energética, es decir, que permite acumular mucha energía en muy poco espacio. Algunos analistas lo denominan "el oro blanco" (por su color) o "el oro del siglo XXI", ya que su disponibilidad es relativamente escasa y generalmente se encuentra en bajos niveles de concentración, aunque no tanto como los metales preciosos o las tierras raras.
El litio se distribuye de manera desigual dentro de la corteza terrestre. Tan es así que los tres mayores productores de este metal en todo el mundo se encuentran en tres continentes diferentes. Australia lidera con creces en producción minera de litio, con 86.000 toneladas en 2023, según los datos del Servicio Geológico de Estados Unidos. En segundo lugar, con 44.000 toneladas, se sitúa Chile, cuyo territorio también alberga las más grandes reservas de litio del mundo, estimadas en 9,3 millones de toneladas. La minería china se ubica en tercer lugar, con una producción de 33.000 toneladas, seguida por Argentina, que produjo 9.600 toneladas de litio el año pasado.