El pasado domingo, al abrir las sesiones del 20° Congreso del Partido Comunista Chino, el presidente Xi Jinping afirmó que no está dispuesto a renunciar al uso de la fuerza, al referirse a Taiwán, que China continental reclama como parte de su territorio. Su discurso, que duró aproximadamente dos horas, inauguró el mayor evento del calendario político chino: cada cinco años, unos 2.300 delegados de toda China se reúnen en Pekín durante una semana para designar a la cúpula de liderazgo del partido gobernante.
Esta edición –la vigésima desde la fundación del partido en 1921– podría ser una de las más importantes de la historia, ya que se prevé que Xi consiga un tercer mandato de cinco años como líder del partido y de la nación, una continuidad sin precedentes desde la era de Mao Zedong. También se espera que Xi consolide aún más su poder con otros nombramientos clave en la organización y la aprobación de las directrices políticas del país para los próximos cinco años.
China es, definitivamente, el país comunista más importante del mundo, tanto por el tamaño de su economía como por el poder que ejerce a nivel internacional. Como muestra este gráfico de Statista, en la actualidad sólo cinco Estados cuentan con un sistema político de partido único fundado según los preceptos del comunismo y/o el marxismo-leninismo. Este sistema aún está vigente en cuatro países asiáticos (China, Vietnam, Corea del Norte y Laos) y uno americano, Cuba.