En la espera hacia la Copa Mundial de 2022, en los últimos años ha crecido el interés sobre Qatar, su forma de vida y sus diferencias con los países occidentales y democracias libres alrededor del mundo. Por más graves que sean las controversias sobre su designación como sede, la condena internacional y los boicots no han sido suficientes para cambiar la decisión de la FIFA. Lo cierto es que, desde este domingo, muchos de los visitantes que provienen de países más liberales deberán adecuar su comportamiento a las reglas del emirato, esto es, si no quieren ser sujetos a problemas legales y detenciones.
Qatar es un país profundamente religioso, donde el alcohol, las apuestas y la homosexualidad están prohibidos. Algunos medios reportan una relativa flexibilización de la prohibición de consumir bebidas alcohólicas, tras la habilitación de más lugares con licencia para vender cerveza. Respecto a las drogas, la posesión de muy pequeñas cantidades o incluso residuos de marihuana, cocaína u otras, y hasta medicamentos sin prescripción médica, pueden resultar en serias acusaciones policiales. Fumar o vapear en espacios públicos como estadios de fútbol y otros establecimientos como aeropuertos también está prohibido y podría derivar en multas considerables. Además, los cigarrillos electrónicos son ilegales en cualquier lugar.
Resta por ver si el gobierno local se mantendrá estricto con respecto a la vestimenta. Las autoridades qataríes recomiendan encarecidamente tanto a hombres como a mujeres que visiten el país mantener sus hombros y rodillas cubiertos. Los turistas también deberán cerciorarse de no portar elementos considerados inofensivos en otras latitudes, como los juguetes sexuales, que podrían encuadrarse bajo el delito de importación de material pornográfico, o productos derivados del cerdo, cuyo consumo va en contra de los preceptos musulmanes.
Quizá algunas de las reglas más difíciles de respetar para los extranjeros sean la prohibición de cualquier comportamiento homosexual o LGBTIQ+, la prohibición de realizar demostraciones públicas de intimidad, como besos y abrazos entre parejas (independientemente de la orientación sexual) y el hecho de que las relaciones sexuales y el embarazo fuera del matrimonio heterosexual sean penados por la ley.