Esta semana, el Congreso de Chile aprobó el proyecto de ley que procura reducir la jornada laboral de 45 a 40 horas semanales. La propuesta prevé una disminución gradual de la carga laboral en un plazo de cinco años sin reducción de la remuneración y también contempla la posibilidad de trabajar cuatro días por semana. La iniciativa queda ahora lista para ser promulgada por el presidente, Gabriel Boric, y con ello, el país andino reaviva el debate sobre la duración de la jornada laboral en el resto de Latinoamérica.
Según los datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), al margen de las horas estipuladas por la ley, las personas empleadas en Chile trabajan efectivamente unas 37 horas por semana, un promedio que sitúa al país entre los más bajos de la región. En América Latina, esta cantidad puede variar unas nueve horas, desde las más de 43 horas semanales en El Salvador hasta las 34 horas de Panamá. Sin embargo, esto no quiere decir que los trabajadores no destinen suficiente tiempo a su empleo, según apunta el especialista de la OIT, Najati Ghosheh. Las estimaciones de la carga horaria semanal pueden incluir a trabajadores informales, quienes representan una significativa proporción de la fuerza laboral, disminuyendo así el promedio general.
Con respecto a la jornada laboral excesiva, en Latinoamérica destacan Bolivia, Honduras, El Salvador y Perú por tener más de tres de cada diez empleados trabajando 49 horas a la semana o más. En otros países como México y Colombia, la prevalencia de la jornada laboral excesiva alcanza el 27%, mientras que en Venezuela o Panamá es inferior al 10%.