Aunque sin duda es una gran herramienta para la seguridad de los ciclistas, muchas personas se niegan a llevar casco por una multitud de razones. Algunos afirman que el uso del casco los despeina; otros piensan que no queda bien, que es incómodo o difícil de transportar. Diversos estudios han demostrado que el uso del casco es la forma más eficaz de reducir los accidentes graves de bicicleta, y aunque la decisión de llevar casco es ampliamente recomendada, hacerlo obligatorio a toda una población puede tener efectos secundarios no deseados, como disminuir el uso de la bicicleta.
Mientras que en la mayoría de los países del mundo el uso del casco es opcional, algunos países han decidido hacerlo obligatorio, como Australia, Nueva Zelanda, Namibia, Argentina, Costa Rica, Uruguay, Chipre y Singapur. Japón se unió al grupo a principios de abril, cuando el uso del casco de ciclista pasó a ser obligatorio para todos en el país. Pero Japón también está adoptando un enfoque diferente que podría amortiguar los efectos negativos de estas leyes: no habrá multas por incumplir la ley. Tanto Sudáfrica como Israel (donde es obligatorio el uso del casco para todos los adultos en las zonas rurales) siguieron este camino de no imponer multas. Por otra parte, muchos países de Europa tienen leyes que sólo obligan a los menores o a los niños más pequeños a usar casco.