Los ciberataques o ciberdelitos disminuyeron levemente en el mundo en 2022 (2,4 millones menos) comparados con el año anterior, según datos del FMI y el FBI recolectados por Statista. Casi la mitad de los ataques denunciados el año pasado fueron de phishing, estafas cuyo objetivo es obtener datos privados —en especial bancarios— de los usuarios a través del envío de correos electrónicos que suplantan la identidad de compañías u organismos públicos.
Otros tipos de ataques pueden ser la filtración de bases de datos con información personal, el robo de identidad o las estafas mediante el uso de tarjetas de crédito, es decir, cuando se hace uso de una tarjeta sin autorización previa del usuario, ya sea porque los datos fueron robados de forma física o electrónica. Según BBVA, este delito "no sólo afecta a las personas que son propietarias de las tarjetas, sino también a los negocios, ya que tras un fraude con tarjeta de crédito, generalmente se hacen cancelaciones y hay pérdida de confianza en los consumidores".
Si bien el crimen cibernético ha existido durante muchos años, "los métodos utilizados por los perpetradores continúan aumentando en alcance y sofisticación”, asegura David Nanz, del FBI. Desde el organismo aconsejan mantener los sistemas operativos y software actualizados, utilizar antivirus, crear contraseñas fuertes y cambiarlas regularmente, tener cuidado de no compartir información sensible en redes sociales y no hacer clic en correos electrónicos o mensajes de texto de remitentes desconocidos o no solicitados, entre otras recomendaciones.