En 2022, Amnistía Internacional documentó ejecuciones judiciales en 20 países, dos más que en 2021. No obstante, la tendencia a largo plazo es descendente, pues el número de países que aplican la pena de muerte ha disminuido en los últimos años respecto a décadas anteriores. En los años 90, la pena de muerte se llegó a aplicar en hasta 41 países, mientras que en la década de 1980 se aplicó en hasta 44. El año pasado, se reanudaron las ejecuciones en cinco países, mientras que otros seis abolieron la pena de muerte total o parcialmente.
Amnistía Internacional tiene conocimiento de la ejecución de al menos 883 personas en 2022, un 53% más que en 2021. El organismo advierte, sin embargo, que la cifra real es mucho mayor, debido al secretismo en algunos países donde más se lleva a cabo la práctica de la pena capital. Sería el caso de China, por ejemplo, donde la ONG cree que el año pasado se llevaron a cabo miles de ejecuciones.