Entre las principales estrategias para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), y con ello tratar de mitigar los efectos del cambio climático, se encuentra la sustitución de combustibles fósiles por alternativas renovables. El biodiésel, combustible de tipo diésel derivado de plantas o residuos animales, es una de las opciones más populares para reemplazar combustibles convencionales, con décadas en el mercado y una huella de carbono menos prominente (dependiendo de la fuente de la materia prima).
De acuerdo con lo publicado por la Unión Alemana para el Fomento de Plantas Oleaginosas y Proteaginosas (UFOP), en 2021 se produjeron alrededor de 38,3 millones de toneladas de biodiésel en el mundo. Como se muestra en nuestro gráfico, Indonesia es el país con la mayor producción de dicho combustible con más de ocho millones de toneladas procesadas, representando el 21,4% del output mundial. En términos grupales, la Unión Europea produjo en ese mismo año casi 10 millones de toneladas de biodiésel, rebasando a Indonesia. En el continente americano, Brasil se posicionó como el mayor productor, seguido de los Estados Unidos, ambos con más de cinco millones de toneladas procesadas cada uno.
Para conmemorar la primera inyección y combustión exitosa de combustible por Rudolf Diesel en su conocido motor en 1893, el 10 de agosto de cada año se celebra el Día Internacional del Biodiésel (también conocido como Día Mundial de los Biocombustibles). El objetivo de dicho día es hacer un llamado al uso y desarrollo de fuentes de energía renovables, al igual que señalar la importancia de la creación de tecnologías para minimizar cualquier efecto adverso de los biocombustibles sobre el medio ambiente.