Luego de los sorprendentes resultados de las elecciones primarias el domingo pasado en Argentina, y de cara a las elecciones presidenciales y legislativas de octubre de este año, en Statista indagamos en la relación de los argentinos con la democracia en el país. Según el informe "La recesión democrática de América Latina", publicado por Latinobarómetro el mes pasado, la satisfacción de los argentinos respecto de la democracia en el país es del 37% en 2023.
Por su parte, el porcentaje de encuestados en Argentina satisfechos con la democracia alcanzó un mínimo histórico de un 8% en 2002, el año siguiente a la crisis de 2001. En 2020, año de inicio de la pandemia de coronavirus, se alcanzó el segundo valor más bajo de los últimos veinte años: 20%.
El promedio regional latinoamericano de satisfacción con la democracia en cada país es del magro 28%: de acuerdo con el reporte, la recesión democrática descrita no se refiere a las dictaduras siempre presentes en la región sino más bien al "declive y vulnerabilidad al que han llegado los países de la región después de una década de deterioro continuo y sistemático de la democracia", explicados en parte "por los niveles de corrupción".
Entre los 17 países de América Latina analizados para el estudio, Argentina tiene la menor cantidad de ciudadanos que son indiferentes al tipo de régimen político (15% y sin variación desde 2020), seguido por Uruguay con el 17%, mientras que el 18% apoyan el autoritarismo, con un crecimiento de cinco puntos porcentuales respecto de 2020.
Por otro lado, el 68% de los encuestados en Argentina declara que “no apoyaría en ninguna circunstancia un gobierno militar”, porcentaje mayor que la media regional (61%). Para la creación del informe, Latinobarómetro realizó más de 19.000 entrevistas en persona con muestras nacionales representativas de la población de cada país, a personas de 18 años o más, en 17 países de la región.
De acuerdo con Latinobarómetro, "la recesión de la democracia en tantos países como se ha señalado en el informe deja a la región vulnerable y más abierta al populismo y a regímenes no democráticos, y retrasa el proceso de consolidación de las democracias, cuyo camino se observa lleno de obstáculos". Además, el estudio concluye: "cuando se pierde el apoyo, suele instalarse la bronca y la demanda de mano dura (...) y se aplauden gestos autoritarios".