Gracias a sus recursos naturales y condiciones de la tierra, Estados Unidos se ha convertido en uno de los principales productores y proveedores agrícolas del mundo. Pese a ello, la contribución a la economía nacional de las
—cuya cifra actualmente se sitúa por debajo de los dos millones debido al continuo decrecimiento experimentado en la pasada década- fue en 2023 de casi 204.000 millones de dólares, lo que en términos relativos supuso alrededor del 1% del Producto Interior Bruto (PIB) estadounidense. Asimismo, este sector empleaba en 2022 a cerca de 805.000 personas, la mayoría de ellas dedicadas a tareas relacionadas de forma directa con los cultivos, viveros e invernaderos, y se estima que para 2032 este número se reduzca hasta situarse al borde de los 789.000 empleados. Esta situación no sorprende si se considera que el
. En concreto, el área de cultivo ha disminuido en más de 50 millones de acres en cuatro lustros, alcanzando un total de 878,6 millones en 2023. Eso sí, esto no se ha traducido ni mucho menos en una disminución de los
, sino todo lo contrario, como consecuencia de los avances tecnológicos aplicados para mejorar la capacidad productiva de las granjas. Es más, estos —que incluyen desde la compra de fertilizantes y semillas hasta el alquiler, la maquinaria y la mano de obra— alcanzaron un nuevo récord en 2022 al situarse por encima de los 452.500 millones de dólares.
La producción agrícola
En ese mismo año, la
producción agrícola estadounidense estuvo valorada en alrededor de 360.845 millones de dólares, gracias sobre todo a los cereales. A fin de cuentas, una gran parte de la superficie agraria habilitada dentro de esta nación se dedica a su cosecha. No sólo eso, sino que este cultivo suele representar casi tres cuartas partes de la producción agrícola doméstica. Entre las principales razones para ello se encuentra la
elevada demanda popular. De hecho, su consumo interno, más allá de las fluctuaciones, supera los 663 millones de toneladas métricas temporada tras temporada. Eso sí, dentro de los diferentes tipos disponibles, es el maíz el que se ha coronado como el producto estrella. Y es que el Tío Sam se trata del
mayor productor del planeta, con un volumen que en 2022 se aproximó a los 345 millones de toneladas. El azúcar y las hortalizas, incluyendo los tubérculos, también ocupan una posición de cierta relevancia, así como el
algodón —históricamente asociado a las plantaciones sureñas repletas de esclavos—, del que se produjeron unos 12,4 millones de fardos en 2023.
El papel del comercio exterior
Pero ¿cuál es el destino final de su producción agrícola? Si bien una proporción importante se destina al comercio interior, no son pocos los artículos cultivados en su territorio que no terminan en las mesas estadounidenses, lo que ha tendido a traducirse en un
saldo positivo de la balanza comercial. Sin embargo, esta situación no se repitió en 2023, ya que anta la caída de la producción, el ya mencionado elevado nivel de solicitud de este tipo de productos no solo llevó al sector primario a reducir sus exportaciones, sino que también le obligó a mirar más que de costumbre al exterior, dando como resultado un déficit comercial que se prevé aún mayor en 2024. Prueba de ello es el incremento de las importaciones en 2023, cuyo valor sobrepasó por primera vez los 200.000 millones de dólares. Dentro de estas destacan sobre todo los
envíos desde México de aguacates, resultado de la gran popularidad del guacamole como snack entre los fanáticos del fútbol americano. Así, únicamente durante la Super Bowl de 2024, el país de las oportunidades recibió un total de 130.000 toneladas métricas de esta fruta procedentes del mercado azteca. Del mismo modo, cabe señalar a otro de los grandes socios comerciales de Estados Unidos en lo que respecta a este tipo de productos: la
Unión Europea. No en vano, las transacciones originadas en el Viejo Continente han presentado un aumento generalizado desde 2010, lo que no llama la atención si se tiene en cuenta la importancia de la agricultura en las dietas de naciones como España, Francia e Italia.
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