En 1932, el carpintero danés Ole Kirk Kristiansen empezó a construir juguetes de madera en su taller. Dos años después, decidía recurrir a la abreviatura de una frase en su idioma materno ‘legt godt’, que en español se traduce como ‘jugar bien’, para dar nombre a dicho emprendimiento. Nacía así oficialmente LEGO. Eso sí, los famosos ladrillos y figuras de plástico que hoy todo el mundo asocia con el gigante juguetero no vieron la luz hasta mucho después. En concreto, la patente de los primeros se creó en 1958, mientras que los personajes no aparecieron en las tiendas hasta finales de los años 1970. Y desde ese momento, la empresa no ha dejado de crecer hasta convertirse en uno de los líderes indiscutibles del sector. De hecho,es la
desde hace más de una década. Pero su importancia no se limita ni mucho menos a esta industria, puesto que lleva dos años consecutivos siendo la
del mundo, superando a nombres tan reconocidos como Mercedes-Benz y Rolex. No en vano, los ya mencionados bloques de construcción —sin duda, su producto más conocido, aunque no el único— han logrado enamorar a pequeños y mayores, entre otras cosas, gracias a los continuos lanzamientos de ediciones especiales relacionadas con los grandes taquillazos del momento como
. Una prueba de ello es el
con el que cuenta entre los consumidores, que en países como México, Alemania o Estados Unidos llega a rozar el 90%.
El desarrollo económico de un gigante
La gran acogida entre el público se ha visto reflejada en una facturación que desde 2015 no baja de los 4.500 millones de euros y que en 2023 marcó un nuevo máximo histórico al sobrepasar la barrera de los 8.800 millones por primera vez. Una buena parte de esta cantidad se debe a Europa, Oriente Medio y África. Sin embargo, América ha ido ganando peso de forma paulatina en los últimos años hasta convertirse en 2022 en el
principal generador de ingresos de la multinacional. De hecho, tan solo en 2023, prácticamente la mitad de la cifra de negocio registrada por LEGO procedió de los países americanos. Pero con la creciente demanda ha surgido asimismo la necesidad de reforzar tanto el proceso de producción como el de venta y distribución, lo que ha dado como resultado un
incremento constante de los gastos, que, en ciertas ocasiones, como en el caso del último año, se refleja en una caída de los beneficios.
Lo que es un hecho es que el éxito de LEGO con su artículo estrella le ha permitido probar suerte en otros escenarios, fortaleciendo así su imagen. Primero fueron los parques temáticos. El primer
Legoland abrió sus puertas en 1968 en la ciudad danesa donde todo se originó: Billund. Luego le siguieron otros tres en Inglaterra, Estados Unidos y Alemania. En conjunto, estas instalaciones reciben una media de 10 millones de visitantes al año. Las películas vendrían bastante más adelante. De la mano de Warner Bros, el filme animado
LEGO: La película se estrenó en la gran pantalla en septiembre de 2014 y obtuvo una recaudación de más de 470 millones de dólares estadounidenses en todo el mundo. Tras este, se lanzaron otros tres largometrajes, aunque ninguno de ellos logró tener la misma recepción en la taquilla que el primero.
LEGO apuesta por el medioambiente
Junto a esta diversificación de su negocio, otro de los factores que ha contribuido a su buena percepción por parte de los consumidores es sus esfuerzos en la lucha contra el cambio climático. Y es que casi todos los desechos de la empresa se reciclan, se convierten en abono o se envían a plantas alternativas de tratamiento. Es más, el grupo ha reducido drásticamente la cantidad anual de
residuos producidos por sus fábricas que acaban en los vertederos en apenas un sexenio. No solo eso, sino que, en 2023, logró incluso rebajar el límite de 15 toneladas que se había propuesto como objetivo para dicho ejercicio. A esto se une la cada vez
mayor presencia de materiales sostenibles en su empaquetamiento, manteniendo el plástico de un solo uso al mínimo. En concreto, casi el 95% del embalaje que utiliza el grupo ya se elabora a partir de papel, cartón y similares.
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