La industria global de los seguros goza de gran madurez, hecho que no impide que siga experimentando una evolución generalmente de signo positivo, eso sí, no sin someterse a un intenso reciclaje que le permita abordar los nuevos desafíos planteados en el cambiante escenario mundial. De hecho, se espera que el sector registre
, alcanzando así un tamaño de mercado estimado para 2027 de cerca de 7,5 billones de dólares estadounidenses. Gran parte de esta bonanza será propiciada por el segmento de no vida, que representará en torno al 60% del volumen total de primas entre 2024 y 2028. No en vano, los ingresos por primas de sus dos piedras angulares (los
Geografía de los seguros
Pero ¿cómo se reparte el negocio asegurador alrededor del mundo?
América y Asia (con Estados Unidos y China a la cabeza) siguen siendo los grandes propulsores del negocio. Notable es el caso del gigante asiático, que casi ha duplicado su cuota de mercado durante la última década y es el segundo
país con mayor concentración de aseguradoras. Es más, dos de las tres firmas más valiosas del sector tienen su origen en la nación gobernada por Xi Jinping.
Ahora bien, la veteranía no es ninguna garantía de expansión en este campo. Así lo demuestran los
retrocesos superiores a cinco puntos porcentuales experimentados por algunos mercados maduros como el europeo o el japonés durante los últimos años en favor de otros emergentes como Latinoamérica que, si bien aún está lejos de alcanzar las astronómicas cifras estadounidenses, se ha convertido en uno de
los más rentables tras mostrar una gran resiliencia durante el periodo pandémico. Asimismo, es la región que más
ha visto incrementar su tasa compuesta de seguros a nivel global, con un crecimiento de hasta un 8% solo durante el cuarto trimestre de 2023, según datos aportados por Marsh Specialty.
Cambios climáticos y seguros
Los desastres naturales están literalmente pasando factura a la industria aseguradora. Su impacto económico ascendió el año pasado a aproximadamente 380.000 millones de dólares, de los que apenas un 31% correspondían a
daños materiales de bienes asegurados (casi un 22% menos respecto a 2022). A pesar del retroceso, su peso sobre el PIB mundial cada vez es más notable y no puede obviarse que se trata de la cuarta vez consecutiva que se supera la franja de los 100.000 millones de dólares. De ello es responsable en gran parte la explosión de
fenómenos naturales vinculados al cambio climático como las inundaciones y los incendios forestales, que han pasado de ser considerados secundarios a situarse cada vez más cerca de los grandes clásicos en los rankings, como terremotos o tornados.
Aún queda mucho por asegurar
Además de las catástrofes naturales, los conflictos sociopolíticos, los ciberataques o la preocupante inestabilidad económica acrecientan aún más el riesgo global, lo que conduce irremediablemente a una acentuación de la
disyuntiva entre asequibilidad y asegurabilidad. Dicho de otra forma, la pretensión de asegurabilidad total mediante precios artificialmente bajos tiene como resultado una exposición exagerada al riesgo y unos
importes de siniestros cada vez más elevados. Por ello, no es de extrañar que los déficits de protección también aumenten en cifras absolutas, alcanzando un total de 2,8 billones de dólares en 2026, según datos facilitados por Allianz Seguros en su último informe de 2024.
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