continúa en auge y se ha convertido en uno de los principales quebraderos de cabeza para las autoridades sanitarias a lo largo y ancho del globo terráqueo debido no solo a las pérdidas económicas generadas, sino también al grave riesgo que entraña para la integridad física y psíquica de las personas. De entre todos, son los medicamentos falsificados los que más preocupan a los gobiernos por su alta proliferación. Los expertos del sector estiman que este mercado mueve globalmente hasta 400.000 millones de dólares estadounidenses, cifra gracias a la cual se convierte en la actividad ilícita de mayor crecimiento, por delante incluso de la venta de drogas o la prostitución. Los
, hasta el punto de representar casi una tercera parte del material incautado en 2023.
Estrechamente relacionado con la falsificación surge el desvío de productos legales. En este caso se trata de fármacos autorizados obtenidos por grupos delictivos mediante corrupción o robo y desviados al mercado negro, cuya comercialización genera elevados márgenes de beneficio. Pero no solo eso. Durante el episodio de pandemia de COVID-19 vivido entre 2020 y 2022, tomó relevancia otro nicho de mercado (más allá de la venta ilícita de vacunas y retrovirales) que hasta entonces había pasado ligeramente inadvertido: la compraventa ilegal de productos sanitarios como vías, mascarillas o desinfectantes. Tanto es así que solo
en 2020 se incautaron cerca de 33 millones de mascarillas y test de detección del virus causante de esta enfermedad.
Geografía del mercado de medicamentos ilegales
El enfoque tradicional solía enmarcar este problema como algo casi endémico de ciertas regiones menos desarrolladas debido a los vacíos legales o incluso la inexistencia de un marco legal regulatorio, por una parte, y la falta de recursos para abastecerse mediante los canales tradicionales de ciertos medicamentos y preparados farmacéuticos altamente demandados, por otra. No obstante, los últimos datos hablan ya de un desafío global que implica tanto a las áreas más ricas como a las más pobres del planeta, en parte gracias a la facilidad de acceso que el
mercado negro digital representa. De hecho, el
número de delitos de medicamentos se incrementó un 4,3% en 2023 respecto al año anterior, según el último análisis realizado por Instituto de Seguridad Farmacéutica. Este mismo estudio sitúa a
Norteamérica en el primer lugar del ranking de regiones con mayor volumen de incidentes de incautación de medicamentos falsificados, seguida de Asia Pacífico y Oriente Próximo, en ese orden. Eso sí, en lo que a arrestos se refiere, es
Asia la gran protagonista, ya que en su territorio se registran más de un 48% de las detenciones de implicados en algún delito de falsificación, modificación o robo de medicamentos.
Incautaciones
Por todo lo anterior, la necesidad de una colaboración estrecha entre los organismos internacionales, las aduanas y las autoridades policiales locales es de vital importancia para frenar esta lacra que traspasa fronteras. No en vano, más del 90% del
flujo de medicamentos ilegales incautados tiene carácter transfronterizo, detectándose un 87% durante los procesos de importación. Un ejemplo de las faraónicas labores de cooperación establecidas en el último lustro es la
operación Shield (hasta ahora la mayor acción emprendida a nivel mundial) en la que han participado servicios policiales y aduaneros de más de 20 países, así como organizaciones nacionales e internacionales. Se calcula que el valor total de las incautaciones realizadas durante sus cuatro fases asciende a 240 millones de euros.
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