Juego de Tronos - Datos estadísticos
El 19 de mayo de 2019 se emitió el sexto capítulo de la octava temporada de Juego de Tronos. Una hora y veinte minutos que desveló una de las mayores incógnitas de la historia televisiva de la última década: el ocupante final del Trono de Hierro. Se ponía así fin a una trama que pasó de ser vista por solo 2,22 millones de personas en su estreno en 2011 a batir récords de audiencia en su última temporada.
Ahora bien, la mayoría de los más de 19 millones de espectadores que se sentaron frente a sus televisores para conocer el desenlace no quedaron satisfechos. La baja valoración de la octava temporada, la peor de toda la serie, lo deja claro. Pese a ello, en términos generales, tanto crítica como audiencia coinciden es en que es una de las diez mejores series originales de HBO. No por nada es la tercera serie más demandada a nivel mundial así como la ficción televisiva que más premios Emmy cosecha de la historia, con un total de 59.
Este éxito se ha visto reflejado en términos de producción. Y es que, a medida que la fama de la serie aumentaba, también lo hacía su presupuesto. Así, los 6 millones de dólares que costaba un episodio en la primera temporada se transformaron en un desembolso medio de 15 millones de dólares por capítulo en la octava. Un coste que se debe, entre otras cosas, al enorme requerimiento de extras en las escenas de batalla o al número de localizaciones empleadas a lo largo del globo, con España ocupando un lugar preferente. De hecho, uno de los escenarios más emblemáticos del drama medieval de HBO, Rocadragón, es en realidad San Juan de Gaztelugatxe, en el País Vasco.
Pero ni siquiera una serie de la envergadura de Juego de Tronos está libre de uno de los mayores enemigos de la industria del entretenimiento: la piratería. En la séptima temporada, por ejemplo, se registraron más de un millón de descargas y visionados ilegales a nivel mundial, siendo Estados Unidos y Reino Unido los países desde los que más se accedió ilícitamente a los episodios.
Ahora bien, la mayoría de los más de 19 millones de espectadores que se sentaron frente a sus televisores para conocer el desenlace no quedaron satisfechos. La baja valoración de la octava temporada, la peor de toda la serie, lo deja claro. Pese a ello, en términos generales, tanto crítica como audiencia coinciden es en que es una de las diez mejores series originales de HBO. No por nada es la tercera serie más demandada a nivel mundial así como la ficción televisiva que más premios Emmy cosecha de la historia, con un total de 59.
Este éxito se ha visto reflejado en términos de producción. Y es que, a medida que la fama de la serie aumentaba, también lo hacía su presupuesto. Así, los 6 millones de dólares que costaba un episodio en la primera temporada se transformaron en un desembolso medio de 15 millones de dólares por capítulo en la octava. Un coste que se debe, entre otras cosas, al enorme requerimiento de extras en las escenas de batalla o al número de localizaciones empleadas a lo largo del globo, con España ocupando un lugar preferente. De hecho, uno de los escenarios más emblemáticos del drama medieval de HBO, Rocadragón, es en realidad San Juan de Gaztelugatxe, en el País Vasco.
Pero ni siquiera una serie de la envergadura de Juego de Tronos está libre de uno de los mayores enemigos de la industria del entretenimiento: la piratería. En la séptima temporada, por ejemplo, se registraron más de un millón de descargas y visionados ilegales a nivel mundial, siendo Estados Unidos y Reino Unido los países desde los que más se accedió ilícitamente a los episodios.
