La industria del calzado ha ido perdiendo fuerza dentro del mercado español en los últimos años y la difícil situación económica derivada de la pandemia de COVID-19 no hizo sino acrecentar el problema. En 2020, la
llego a experimentar una caída de casi el 82% respecto a 2015 y, pese a la ligera recuperación observada con la vuelta a la normalidad en los años siguientes, esta sigue estando lejos de los niveles previos a la crisis sanitaria. Es más, durante los últimos doce meses hubo ocasiones en las que el volumen fabricado disminuyó en más del 40%. A esto se unió un menor consumo de zapatos por parte de la población debido a los elevados niveles de inflación en 2023. No en vano, cerca de una
de este artículo a consecuencia de la subida excesiva de los precios. Y todo ello a pesar de que las previsiones a junio de 2023 apuntaban a un aumento próximo al 9% en el Viejo Continente, lo que obviamente, incluía a la nación ibérica.
En cuanto a la fuerza de trabajo dentro del sector, sin embargo, el panorama es más esperanzador. Y es que, tras el aumento del paro en 2020 debido a los malos resultados económicos, parece haberse retomado la tendencia que se venía experimentado antes de la llegada del coronavirus. De esta forma, el
número de desempleados en la industria del calzado y cuero en España decreció en 1.500 personas en 2022, alcanzando además el mejor dato de la pasada década al situarse por primera vez por debajo del umbral de las 9.900 personas en esta situación.
La industria española del calzado sigue dependiendo del exterior
Si bien es cierto que en España existen más de 3.000 fabricantes de calzado, la mayoría de zapatos que se consumen en el país llegan desde el exterior y, más concretamente, de China. El país asiático se ha afianzado año tras año como el
principal origen del calzado vendido en el mercado español. Sólo en 2023, se comercializaron en España más de 183 millones de pares procedentes de las fábricas chinas. Es más, si se tiene en cuenta que en dicho año el
volumen total de importaciones de zapatos se situó en torno a los 320 millones de pares, la probabilidad de que gran parte de las tiendas nacionales contaran en sus escaparates con al menos algo de calzado
made in China fue bastante elevada.
En lo que respecta a la exportación, y a pesar de que la industria española ha encontrado en Francia e Italia grandes clientes del calzado nacional, lo cierto es que el sector tiene todavía un largo camino a recorrer. Ni los datos de 2023, los segundos mejores de la pasada década, bastaron para que el
saldo negativo de la balanza comercial no marcara, un año más, un déficit, que en esta ocasión, se aproximó a los 1.341 millones de euros.
El futuro del sector pasa por el comercio electrónico
Más allá de la menor cantidad de pares adquiridos en los hogares españoles a consecuencia de su encarecimiento —el IPC en esta área alcanzó precisamente su punto álgido en noviembre de 2023—, y de que las
tiendas físicas siguen atrayendo a la mayoría de los consumidores cuando llega el momento de renovar el calzado, cada vez son más los que optan por comprar zapatos a través de Internet, sobre todo a partir de las medidas y restricciones a consecuencia de la pandemia. A fin de cuentas, durante el segundo trimestre de 2020, que englobó gran parte de la cuarentena obligatoria, la
facturación del sector del calzado procedente del comercio electrónico superó los 138 millones de euros, lo que supuso un récord histórico en ese entonces. Ya en 2023, el mercado del calzado en España ingresó durante el primer semestre cerca de 341 millones gracias a las ventas en la red y se sobrepasaron los cuatro millones de operaciones. Es más, el calzado se convirtió en uno de los
productos estrella de las compras online en 2023, únicamente superado por la ropa, el ocio y los viajes.
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