Guerra de Rusia y Ucrania - Datos estadísticos
David contra Goliat
La supremacía demográfica, económica, armamentística (especialmente en el ámbito nuclear) y militar rusa hacía prever una entrada triunfal en la capital de Ucrania, Kyiv, antes de finales de febrero de 2022. Pese a ello, el apoyo humanitario, financiero y militar recibido a nivel internacional y la disposición del pueblo ucraniano a defender sus fronteras han concedido un inesperado vigor al país, que está resistiendo los ataques vehementemente. Hasta diciembre de 2023, Rusia apenas había conseguido anexionarse las regiones ocupadas de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia mediante referendums considerados ilegales por la comunidad internacional. Sin embargo, 2024 parece sonreír al bando ruso, que ha logrado tomar en febrero la ciudad de Avdiivka (Donetsk). Mientras, el presidente de Ucrania, Volódimir Zelenski, se lamenta por los retrasos en la llegada de ayuda militar y por la larga espera del paquete de 60.000 millones de dólares aprometido por el Gobierno de Joe Biden, que sigue bloqueado en el Congreso por la oposición republicana.
Una férrea respuesta de Occidente
Rusia se enfrenta a importantes sanciones como resultado de su acción. Entre algunas de las más relevantes figuran:
- Veto de la Unión Europea a las importaciones rusas de petróleo, gas, combustibles fósiles, oro, productos siderúrgicos o cosméticos. Asimismo, están prohibidas las exportaciones de teconología de vanguardia al país eslavo.
- Exclusión de los bancos rusos del sistema SWIFT.
- Congelación de los activos del Banco Central de Rusia y negación de acceso a sus reservas internacionales.
- Sanciones a miembros del Gobierno, personalidades militares, oligarcas y empresarios.
- Prohibición general de los vuelos y el acceso aéreo por parte de Rusia a más de una treintena de países.
- Suspensión por parte de Alemania del permiso de apertura del gasoducto Nord Stream 2
- Veto de los medios de comunicación estatales y varios sitios web rusos.
- Expulsión de Rusia de eventos deportivos y culturales internacionales.
- Medidas contra Bielorrusia e Irán por a su apoyo a Rusia.
Rusia ha sufrido la deserción de muchas empresas extranjeras operantes en el país, una notable devaluación del rublo ruso frente al dólar y el euro, el cierre de la bolsa de Moscú en repetidas ocasiones y un dramático incremento de los tipos de interés durante el segundo y tercer trimestre de 2022. Con todo, su producto interior bruto (PIB) creció más de un 20% en 2022 respecto a 2021 y las previsiones apuntan a un incremento de un 2,6% en 2024. ¿Cómo es esto posible a pesar de las duras sanciones impuestas?
Rusia era uno de los mayores proveedores de petróleo y gas de la Unión Europea, mercado este último que no estaba en situación de reducir su dependencia energética a corto plazo. Consciente de ello, el Kremlin ha utilizado este factor como un arma política, recortando los suministros (expecialmente de gas) a Europa y, con ello, encendiendo la mecha para una fulgurante subida de los precios. Asimismo, ha redireccionado sus exportaciones hacia nuevos clientes como China, India y Turquía, quienes han estado comprando crudo ruso con grandes descuentos. Como resultado, el país del vodka ha logrado incrementar un 20% sus ganancias por exportaciones petroleras, según datos de la Agencia Internacional de Energía (IEA). Ante este panorama, la actual prohibición de Europa y Estados Unidos de importar productos petrolíferos rusos, gas natural y carbón no está teniendo un impacto económico tan decisivo como se esperaba.
Por el contrario, estas restricciones sí han desgastado el bolsillo de los europeos. En 2022, las facturas de gas casi se duplicaron —con un precio máximo de 350 euros por MWh— y el costo de la electricidad se elevó cerca del 70% durante los primeros seis meses del año. El incremento también se ha visto reflejado en la tasa de inflación de la región, que se triplicó en 2022 con respecto a 2021.
El patrón se repite a nivel mundial —con una de tasa inflacionaria de casi un 9% en 2022 y un 6,8% en 2023— y una importante amenaza de hambre a escala global, fruto de la carestía y el encarecimiento de productos tan básicos como los cereales o el aceite, de los cuales tanto Moscú como Kiev son grandes productores. No puede olvidarse que el acuedo firmado por ambos países en julio de 2022 para la liberación de millones de toneladas de granos varados en los puertos ucranianos del Mar Negro como resultado de un bloqueo marítimo ruso de facto, se vió suspendido apenas un doce meses después.